jueves, 17 de noviembre de 2011

TEORIAS ERIKSON.

Cohesión de identidad frente a confusión de roles: crisis de identidad
La adolescencia, entre los 12 y los 18 años, es la etapa en la que tenemos que encarar y resolver la crisis básica de la identidad del yo. Es cuando formamos nuestra autoimagen, o sea, que integramos lo que pensamos de nosotros mismos  y lo que la gente piensa de nosotros.
El adolescente ensaya diversos roles e ideologías tratando de seleccionar el más adecuado para él. Erikson sugirió que la adolescencia es una especie de paréntesis entre la niñez y la edad adulta, una pausa psicológica necesaria que proporciona tiempo y energía suficientes para desempeñar varios roles y encarar  diversas autoimágenes.
Las personas que pasan esta etapa con un sólido sentido de identidad personal están preparadas para iniciar la edad adulta con certeza y confianza. Las que no consiguen una identidad congruente- que sufren una crisis de identidad- mostrarán confusión de roles.


Intimidad frente a aislamiento
Etapa desde el final de la adolescencia hasta los 35 años. Nos independizados de nuestros padres e instituciones cuasi paternas, como la universidad, y empezamos a funcionar con mayor autonomía como adultos maduros y responsables.
Según erikson, la intimidad no se limita a las relaciones sexuales, sino que comprende del cariño y el compromiso. Son emociones que se pueden manifestar abiertamente, sin recurrir a los mecanismos de autoprotección ni de defensa y sin temor a perder el sentido de la identidad personal.
Quienes no logran establecer esta clase de identidad en la adultez temprana tendrán sentimientos de aislamiento.

Generatividad frente a estancamiento
Es una etapa de maduración en la cual necesitamos participar activamente en la enseñanza y la orientación de la siguiente generación, nuestro interés se extiende y amplia, pues abarca a las siguientes generaciones futuras y el tipo de sociedad en que vivirán.
Cuando un individuo maduro no puede o no quiere buscar un cauce para la generatividad, se sentirá abrumado por “el estancamiento, el aburrimiento y el empobrecimiento de sus relaciones interpersonales”. La descripción que hace Erikson de estos problemas emocionales de la edad madura se parece a la de Jung de la crisis a la mitad de la vida.

Integridad del yo frente a desesperación
 La integridad del yo y la desesperación. Ambas actitudes determinan la manera en que evaluaremos toda nuestra vida. A estas alturas ya hemos cumplido todas nuestras metas o estamos a punto de cumplirlas. Si al resolver la vista atrás nos sentimos realizados y satisfechos, convencidos de que hemos vivido con serenidad los triunfos y los fracasos, cabe decir que poseemos la integridad de yo, la integridad implica aceptar el presente y el pasado.
Por el contrario, nos sentimos frustrados, enojados por las oportunidades perdidas y arrepentidos de errores que es imposible enmendar, nos invadirá la desesperación. Nos enfadaremos con nosotros mismos, despreciaremos a la gente y nos amargaremos por lo que pudo haber sido y no fue.
Los adultos mayores no se deben contentar con reflexionar sobre el pasado. Deben seguir participando activamente en la vida, buscando retos y estimulación en el entorno. También deben realizar actividades propias de los abuelos, como regresar a la escuela o cultivar nuevas habilidades e intereses.

Debilidades básicas
Tal como las fortalezas básicas se presentan en cada etapa del desarrollo psicosocial, también se presentan las habilidades básicas.
El yo solo tiene una actitud, sea la de adaptación o la de inadaptación. Erikson llamó desarrollo inadecuado a esta condición. Cuando en el yo solo está presente la tendencia negativa, se dice que la condición es “maligna”. Las inadaptaciones pueden llevar a neurosis y las malignidades a la psicosis.

Preguntas acerca de la naturaleza humana
El optimismo tiene cabida en la teoría de Erikson porque todas las  etapas del desarrollo psicosocial, ofrecen la posibilidad de un resultado positivo. Somos capaces de resolver cada situación con adaptación y de un modo que nos fortalece. Aun cuando fracasemos en una etapa y presentamos una respuesta de inadaptación o una debilidad básica, siempre queda la esperanza de cambiar en una etapa subsecuente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario