- LA VISIÓN
Un recién nacido durante su primer trimestre observa de 25 a 30 centímetros de distancia y el máximo contraste son los objetos blancos y negros, porque no tiene suficiente maduración de sus bastones para diferenciar colores. Colócale figuras geométricas, círculos, caras, máximo durante 10 segundos para captar su atención; desarrollar su memoria y aumentar sus niveles de concentración; no se los dejes expuesto en la cuna para evitar aburrirle o agotarle, e indícale siempre qué es lo que va a observar. Ten en cuenta los estados alerta, es decir, siempre hazle estimulación inmediatamente se despierta.
La vista es un órgano vital no sólo para desarrollar en el bebé estas capacidades, sino también para fortalecer la creatividad y la imaginación. Desde muy temprana edad juégale con títeres, invéntale personajes, léele cuentos; todo con el objetivo de reforzar el desarrollo cerebral.
El mejor juguete o estimulador visUal es el rostro humano, por eso, siempre que tú o alguien le hable que sea frente a su rostro sin salirse de su campo visual, afianzando así el proceso de socialización porque le dan seguridad y confianza.
- LA AUDICIÓN
La capacidad de escucha, la identificación de diferentes estímulos y el equilibrio son los que corresponden a este órgano sensorial. El timbre de la puerta, el sonido del teléfono, la licuadora, el carro; son característicos del ambiente y fortalecen y maduran su sentido del oído. Tu voz desde la vía intrauterina es el patrón que marca el desarrollo de su lenguaje; háblale claro, articula bien, juega con la entonación ( subiendo y bajando el tono de tu voz ) y siempre formulándole pregustas, él responderá con el mas mínimo balbuceo y tu le darás a entender que la comunicación es clara. Esto va a garantizar que tu hijo hable claro y exprese fácilmente sus sentimientos. Evite la media lengua, porque el lenguaje es imitativo y eso es lo que tu hijo escucha y aprende a pronunciar; expresa ternura, amor y bríndale seguridad en tus palabras.
- EL TACTO
Todo el cuerpo tiene sensibilidad y estimular la piel favorece el desarrollo del tono, la maduración de los músculos, la parte afectiva y la conexión de neuronas en su cerebro. Permítele sentir texturas como el algodón, hilo, lana o espuma; que toque las frutas, experimente formas, temperaturas, tamaños, que le permitan reconocer su cuerpo.
Sandra Alejo – Psicóloga educadora
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